Análisis Mad Max


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Mad Max es una película considera por muchos de culto, obra creada por George Miller y protagonizada por Mel Gibson, fue estrenada en el año 1979 consiguiendo un gran éxito a nivel mundial que provocó tres secuelas más. La última de ellas, Mad Max: Fury Road estrenada durante este 2015, es la que ha motivado con total certeza la creación del juego que nos lleva a realizar este análisis.

Mad Max es un título que bien podría ser considerado una mera excusa para aprovechar el tirón de la última iteración cinematográfica de la saga, pues no tengamos prejuicios y démosle al juego creado por Avalanche Studios y editado por Warner Bros. una oportunidad. La oportunidad de adentrarnos en el gran blanco.

Haciendo un poco de historia

El juego nos arroja al páramo donde tras un violento inicio debemos recomponer las piezas de nuestro vehículo para así cumplir nuestro objetivo, llegar a la Ciudad de la Gasolina. Todo comienza con Max pilotando su bólido, al cual llama Negro-Negro; Scabrous Scrotus hijo de Immortan Joe lo persigue por el páramo en busca de su muerte y hacerse con el coche, esto se ve frustrado por la destreza del protagonista que consigue escapar, no sin previamente pagar un costo. Desarmado, sin medio de transporte y mal herido, buscará venganza y la forma de recuperar sus pertenecías. Justo en el comienzo nos toparemos con Chumbucket, todo un personaje que nos acompañara durante nuestro viaje. Cree en el motor y todo lo relacionado con él como en una religión y te hará saber que en su religión tu eres el mesías. Hará la labor de consejero y la más importante, es un manos negras, un habilidoso mecánico capaz de hacer maravillas con tu vehículo.

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Jugabilidad sobre ruedas

Y sobre todo, esto último es el pilar de la jugabilidad de Mad Max. Un vehículo, al cual llaman Magnum Opus, capaz de ser configurado hasta en el más pequeño detalle: potencia, blindaje, añadidos, estética. Tendremos a nuestra disposición un garaje que nos permitirá mejorar y modificar nuestra montura mediante nuestro avance en la trama y el uso de chatarra, en carácter de moneda. Debemos destacar que la mayor parte del tiempo estaremos surcando el páramo sobre cuatro ruedas, ya que no solo haremos uso del Magnum Opus, sino que también podremos hacernos con los vehículos enemigos, de los cuales podremos sacar ventajas jugables. Es más, el uso de los vehículos requerirá una adaptación inicial, ya que cada uno de ellos tendrá una forma particular de ser conducido. Y conduciendo habrá mucho que hacer, las habilidades desde nuestra montura serán varias; disparar y embestir las más básicas, pero con las mejoras podremos disparar como francotirador desde la parte trasera o hacer uso de un garfio para arrastrar a nuestros enemigos o arrancar lo que se nos ponga por delante. Pero no solo habrá conducción, deberemos defendernos durante las secciones a pie, y tanto los puños, armas cuerpo a cuerpo y una escopeta serán nuestro mayores aliados. El sistema de lucha es calcado al ya visto en la saga Arkham de Batman, basándose en los ataques y contras en el momento oportuno, sencillo pero efectivo.

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Pero surcar el páramo no será sencillo, nuestro objetivo recordemos es llegar a la Ciudad de la Gasolina, para ello la supervivencia es clave; Max tendrá una barra de vida, que no se rellenará sola, ya que al ser heridos tendremos que beber agua, bien escaso en el desierto, o comer todo tipo de alimentos susceptibles de ello, o no tan susceptibles. Pero ambos recursos son cotizados, tanto por enemigos como moradores del páramo, y serán custodiados en la gran mayoría de ocasiones celosamente.

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Esto de la personalización no queda solo en el vehículo, tanto Max como los fuertes que iremos descubriendo a lo largo del páramo tendrán posibilidad de ser mejorados. Nuestro protagonista podrá subir de nivel, como si de un RPG se tratara, obteniendo así una serie de puntos que podremos distribuir en una rueda de progresión que variará desde nuestra capacidad de soportar daño cuerpo a cuerpo o nuestra habilidad al volante, entre muchos otros. Repartirlos sabiamente será nuestra misión. A través de un personaje que conoceremos en los primeros compases del juego llamado Griffa, es como podremos hacer introspección y mejorar las habilidades de Max. Los fuertes son otro objeto que podremos mejorar con diferentes variables, podremos conseguir materiales dispersos por el páramo para así conformar mejoras que añadan valor a nuestra base de operaciones, como máquinas dispensadoras de agua o petróleo, bancos de armas, acumuladores de chatarra y muchos más

Pero para progresar deberemos jugar y subiremos de nivel gracias a todas las acciones que nos ofrece el basto páramo que nos permite libremente recorrer Mad Max. Se nota que Avalanche Studios conoce bien la estructura de un sandbox, lo demuestra en los diferentes objetivos que a lo largo del escenario nos encontramos. Hace uso de herramientas que ya hemos podido ver en otros sandbox del mercado, como por ejemplo, Assassin’s Creed y sus Atalayas, que podremos ver en Mad Max como globos aerostáticos. También el juego estará plagado de misiones secundarias, las cuales nos ofrecerán localizar diferentes artilugios por el páramo, asediar campamentos enemigos y realizar carreras con nuestro vehículo aprovechando las mejoras instaladas. Pero aquí llega uno de sus puntos negativos, la reiteración de los objetivos y misiones a lo largo de su mundo, no queremos decir que se haga desesperante, pero sí llega a crearnos la sensación de repetición. También quiere incentivar la búsqueda de coleccionables, en su mayoría recuerdos de un pasado mejor.

Hablemos de sus apartados técnicos

Mad Max no destaca en gran medida, pero sí podemos decir que es agradable a la vista, sobre todo en sus escenarios. Amplios escenarios que a pesar de saturar la imagen con colores cálidos, no llegan a cansar. Un mundo desolado de lo más bello donde el uso de los efectos de luz y partículas denotan, tras ellos, un trabajo duro para ser lo más fieles posibles a la ambientación post-apocalíptica de la obra de George Miller. Dignas de mención son las tormentas de arena, consiguiendo que sintamos los estragos que provoca tanto en Max como en nuestro Magnum Opus. Rayos, arena y objetos volantes se unen para obligarnos a buscar refugio o morir en el intento. En contraposición se encuentran los personajes que no llegando a ser malos, tampoco llegan al nivel de los escenarios, sin mucho carisma y poca expresividad.

Ya es harina de otro costal hablar del aspecto sonoro, y es que la banda sonora se adapta fielmente a la sucesión de imágenes que veremos en pantalla, siendo reconocible para todos los amantes de la saga y fiel al universo. El doblaje no destaca, ni para bien ni para mal, la interpretación cumple y las voces se acoplan correctamente al personaje que se les adjudica, siendo estas en un perfecto inglés.

En conclusión

Mad Max es un juego notable, que gustará a todos aquellos ávidos de acción y un buen sandbox. Si eres exigente habrá detalles que no te terminen de gustar pero sabrás perdonarlos, ya que te divertirás con el sin más pretensiones. Si perdonamos la falta de carisma de los personajes y la repetitividad de los objetivos secundarios, estamos ante un juego que no hará que te arrepientas de adquirirlo. Destacan su escenarios que llenan de belleza un universo que prejuiciosamente entendemos como horrible, y el uso de la iluminación que nos sumerge en un mundo de arena, su amor por la personalización, que nos ha sorprendido en un título de estas características y el protagonismo que se la ha querido dar al vehículo, como si de un personaje más se tratara. Un juego que ha sabido aprovechar una licencia cinematográfica.

Gráficos - 75%
Jugabilidad - 73%
Sonido - 76%

75%

Mad Max es un juego notable, que gustará a todos aquellos habidos de acción y un buen sandbox. Si eres exigente habrá detalles que no te terminen de gustar pero sabrás perdonarlos, ya que te divertirás con el sin más pretensiones. Si perdonamos la falta de carisma de los personajes y la repetitividad de los objetivos secundarios estamos ante un juego que no hará que te arrepientas de adquirirlo. Destacan su escenarios que llenan de belleza un universo que prejuiciosamente entendemos como horrible y el uso de la iluminación que nos sumerge en un mundo de arena. Su amor por la personalización que nos ha sorprendido en un título de estas características y el protagonismo que se la ha querido dar al vehículo, tratándolo como si de un personaje más se tratara. Un juego que ha sabido aprovechar una licencia cinematográfica.

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Acerca de Néstor Domínguez

En los albores de los tiempos…. Crítico, analítico, el videojuego comenzó como un juego siguió como un hobbie y ahora es pasión. Desde Mega Drive pasando por PlayStation y terminando en el futuro, emprendamos un viaje en el Lagunamov hasta shadow moses pasando por el salón de todo jugón.

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