Análisis Army of Two: The Devil’s Cartel

The Devil’s Cartel. Éste es el subtítulo de la tercera parte de la serie Army of Two para Playstation 3. Cabe decir que pese al éxito cosechado por el primer juego de la saga, que apareció como una genial apuesta en el juego cooperativo, el segundo título de la serie no tuvo tanto éxito. Visceral Games han sido los encargados de llevar a buen puerto esta ardua tarea y hay que decir que, aunque no llega a tener la calidad de Dead Space 3 pero que, a diferencia de este último, no intenta triunfar en el mercado sino hacerse un hueco, cosa que consigue gracias sobretodo al carisma del que hacen alarde sus protagonistas.

A la caza de los narcos

El juego tiene como protagonistas a Alfa y Bravo, dos miembros del equipo de asalto que se adentran en las propiedades de un cártel de drogas para desmantelarlo y eliminar a sus altos cargos. A primera vista, el argumento parece sencillo, pero poco a poco se irá complicando y veremos que no es oro todo lo que reluce.

El sistema de coberturas que ya se había mostrado en los anteriores títulos de Army of Two vuelve a aparecer en este tercer título de la serie. Además de las coberturas, podemos dar instrucciones a nuestro compañero, manejado por la inteligencia artificial durante el modo campaña, para realizar algunas maniobras de distracción o para acceder a sitios donde no podríamos acceder sin ayuda.

Los enemigos, al contrario de nuestro compañero, no hacen gala de una inteligencia muy elaborada y se limitan a cubrirse y disparar, colocándose muchas veces tras objetos que podemos derribar a base de disparos. Pero eso no quiere decir que no acierten en sus disparos, por lo que deberemos tener puntería y habilidad a la hora de eliminarlos. Además, según el modo de eliminación de nuestros enemigos, ganaremos más o menos puntos, dependiendo para ello de parámetros tales como un ataque por sorpresa, matarlos con nuestro cuchillo en una pelea cuerpo a cuerpo o incluso si los sorprendemos de lejos con un disparo certero a la cabeza. Todo vale con tal de alcanzar un alto rango en nuestro historial.

Destruye lo que puedas

Los escenarios están repletos de objetos que podemos destrozar a base de disparos, ya sean simples cajas de madera como columnas o paredes, pasando por barriles de crudo o de combustible, el cual para no variar será altamente inflamable. El nivel de detalle está bastante cuidado gráficamente en lo que a los escenarios se refiere, aunque a decir verdad no prestaremos mucha atención a este detalle durante las masacres que protagonizaremos nada más aparezcan en escena los miembros del cártel.

El juego consta de 49 sectores en los que habremos de correr, cubrirnos, hacer de cebo, usar ametralladoras en movimiento, empujar vehículos, destruir coches y otras muchas acciones que harán que no nos demos cuenta de cómo pasa el tiempo, aunque la duración del juego no sea demasiado larga (unas siete horas aproximadamente).

Los chicos de Visceral Games han tenido el detalle, eso sí, de doblar las voces de los personajes del juego al español, hecho muy de agradecer a la hora de jugarlo y de no tener que prestar atención a los subtítulos cuando estamos en medio de una guerrilla y nos llueven balas de todas las direcciones posibles.

El uso del motor Frostbite 2 permite gozar de unos buenos efectos visuales y un gran nivel de detalle en los personajes principales del juego. Además, éstos poseen una personalidad arrolladora y con toques cómicos en algunas ocasiones. Otro de los puntos fuertes es el modo aniquilación, que se activa cuando se completa dicha barra y nos proporciona una potencia de disparo mayor, aún mejor si cabe si usamos la aniquilación de los dos protagonistas a la vez.

Conclusión

Se trata de un juego muy entretenido y que vale la pena probar ya que, cuando se le da una oportunidad, no defrauda. Además el juego un modo cooperativo a pantalla partida para poder jugar con un amigo o familiar en casa, y también tiene un modo online en el que podremos revivir los capítulos del juego según la partida a la que nos unamos, o revivir el que queramos nosotros creando la partida.